jueves, 23 de julio de 2009

BAJO UN ARBOL Y UN CIELO ESTRELLADO



Encima de una esterilla beig, gastada, magullada, medio rota por las esquinas, aposentada sobre el recio y frío suelo de una pista deportiva de barrio, tapado con una mugrienta y fina colcha azul, utilizando como almohada lo que a simple vista parecía una desgastada por el paso del tiempo y por quien sabe cuantas miles de historias, mochila negra, así lo encontré por primera vez.

Mecido por la cálida brisa del mes de Julio, arropado por el sofocante calor de algunas noches, circundado por arboles, bajo uno de los cuales descansaba, contemplado por algunas estrellas, las que la contaminidad lumínica de la gran ciudad, permiten contemplar, inquieto por tener como compañía la soledad y la intranquilidad de la noche al raso, dubitativo por momentos, cuando se incorporaba y meditaba a ratos, tal vez pensando en que momento su vida le llevo ahí, en que momento perdió el timón, recordando tal vez momentos de su niñez, de su infancia, momentos de familia y de alegrías, de risas y de juegos, esbozando tal vez una tímida sonrisa, cuando buceaba en esos mismos pensamientos, así le encontré y le observe.

Le observe desde una ventana, ventana de una casa, de un hogar, con una cálida luz, con un mullido sofá, con el aire acondicionado a 26º, con la television puesta en un agradable programa familiar, con una camiseta fresca, oliendo aun al suavizante de la lavadora, con un plato de comida casi sin acabar sobre una mesa, así
Así le contemple, como por suerte para nosotros, le contemplaríamos todos y cada uno, sin ser conscientes una vez mas de lo que tenemos, sin pararnos ni un minuto al día a dar gracias a Dios por tener tanto, que tan poco nos merecemos, sin pararnos a meditar y a reflexionar sobre porque nosotros vemos la television, mientras a pocos metros alguien duerme en el suelo, así le contemple, como se contempla una imagen en una pantalla de cine, separado por el cristal, cristal que discernía un pequeño "1er y 3cer mundo", pensativo, entristecido, observando cada uno de sus movimientos deseando hacer algo al respecto y encadenado una vez mas por nuestros miedos, por no saber que hacer, o que decir, por no saber como reaccionara la otra persona, encadenado también por la indiferencia y la pasividad de que hacemos gala a diario, por la cobardía y la comodidad.

Absurdo es, amigos, echarle las culpas a nada ni a nadie de nuestro pasotismo ante la miseria y la pobreza de la gente, debemos primero mirarnos en un espejo y decir que hacemos y que deberíamos hacer, romper todos y cada uno de nosotros con la dinámica mundana que nos lleva a separarnos cada día mas de nuestros hermanos, de nuestros prójimos, como dice una frase del talmud, "quien salva la vida de un hombre, salva al mundo entero".

No busquemos las grandes proezas, no hace falta, busquemos solucionar el problema desde la raíz, no hace falta irse al fin del mundo, o mejor dicho si hace falta eso también, pero es ilógico ir a ayudar a gente fuera cuando a tu lado están muriendo de frío y de hambre, que bonito es ir a poner un euro en la cuenta de un banco para apadrinar un niño, y cuando sales de ese banco darle la espalda a otro que tirita de frío sobre la acera, no busquemos calmar nuestra conciencia por recibir una carta dibujada desde ecuador una vez al mes, que también esta bien claro que si, pero busquemos también intentar en la medida de lo posible paliar la pobreza y el sufrimiento de quienes nos rodean.

Hablo amigos desde las mas absoluta de la hipocresía, hablo desde el primer puesto de esa indiferencia a la que me refiero, soy el primero presa del pasotismo, del miedo a que pasara, del miedo a quien sera o a que me dirá, la primera persona que tiene mil ideas como comprarle comida, darle dinero, preguntarle que le pasa o que no, aconsejarle o facilitarle alguna salida para que tire hacia adelante, pero que al final no hace nada, por cobardía tal vez, por comodidad, por muchas cosas, pero también intento que esa imagen no abandone mi pensamiento, intento que esa sensacion de cobarde miserable no se aparte de mi, intento dar la vuelta unos metros mas adelante para acometer alguna de las acciones que antes sentí que debía hacer e intento dar esa vuelta cada vez mas a menudo, hasta que espero algún día no tener ni que dar esa vuelta, sino acometer las ideas cuando alguien sufra no ya como un buen acto, no ya como un mira que bueno soy, no, sino acometer esas ideas con la naturalidad mas absoluta, con la naturalidad mas verdadera que te da el saber que haces lo que debes.

Debemos reflexionar, aprender de nosotros mismos, mirar dentro, escucharnos, evitar que los miserables indeseables que nos gobiernan hablen por nosotros y nos inculquen su malvada demagogia barata, intentar que cada casa, cada hogar sea un fortín de fe, de creencias, recordar esa música celestial que son las palabras de nuestro Señor Jesucristo, y no solo escucharlas, sino como el dijo llevarlas a cabo, no hacer gala de ellas sino plasmarlas en actos, recordemos amigos el dicho de "porque me llamas Señor, y no haces lo que te digo" recordemoslo cada día, cada minuto, inculquemos en nuestros hijos, amigos, vecinos, familia en todos quienes nos rodeen esas enseñanzas, hablemos de ellas alrededor de la mesa camilla con la familia, como antes.

Apaguemos la television durante un rato y dejémonos llevar por nuestras conversaciones, miremos a nuestro alrededor y meditemos sobre si tan solo un 1% de las cosas que nos rodean, en verdad las necesitamos, meditemos sobre si son cosas que en verdad deseamos o son unas cadenas mas que nos atan al materialismo. Meditemos y pensemos porque es mas autentica la sonrisa de un niño que vive en la pobreza cuando juega con otro con una vieja pelota de trapo, que la sonrisa de nuestros hijos amargados porque uno tiene la play y otro la xbox y le han dicho que es mejor o viceversa, no hay otra salida amigos, sino la de romper cada uno de nosotros con esa maldad, con esa miseria de riqueza y lujos que los gobernantes nos echan encima como una manta con la que ocultar la verdad del ser humano que no es otra sino el interior, el alma y la fe.

Intentemos amigos, observar por la ventana a ese chico, e inmediatamente bajar y simplemente preguntarle amigo... que tal estas, en que puedo ayudarte, compartir alimentos con el, darle tal vez una muda limpia que tengamos no se, algo, hacer algo o simplemente escucharle.

Un antiguo cuento sufí, también encontrado en las tradiciones tibetanas e hindúes, cuenta que un hombre adinerado, habiendo dejado su carruaje y dirigiéndose a su casa, se encontró con una pobre niña que tiritaba de frío en una esquina, tapada con una mantita y extendiendo su pequeña mano pedía una limosna, el hombre con sus bolsillos llenos de dinero, al verla, elevo sus manos al cielo dirigiéndose a Dios, y diciendo "Dios, como permites que esta pobre niña sufra de esta manera, como permites que pase hambre y frío, es que no vas a hacer nada al respecto. Y Dios le contesto, si, te he hecho a ti".

Dejemos amigos de culpar a todos por la pobreza, por la miseria, y por el sufrimiento de los que padecen en soledad y actuemos nosotros, dejemos de lanzar demagógicos gritos pidiendo a Dios que haga algo, cuando Dios creo el mundo por amor, nos creo a nosotros por amor, nos envió a su Hijo a que sufriera por nosotros por amor, y nosotros a cambio.... creamos el dinero, la avaricia y el poder, y luego tenemos la desfachatez de pedir cuentas, pidámosnoslas a nosotros mismos que bastante tenemos que callar y que enmendar y demos gracias siempre a Dios por darnos a diario la oportunidad de ayudar a toda la gente que sufre y tiene menos que nosotros.

No hay comentarios: