martes, 25 de diciembre de 2012

UNA CARICIA EN BELEN

Llego esa noche, llego ese momento, el nacimiento del Salvador...

Fue en Belén, tal vez en la noche mas larga, resplandeció la luz mas mágica...

Debemos de trasladarnos a ese momento amigos, a esa noche y a los días que anticiparon ese momento, debemos hacerlo desde lo mas profundo de nuestro ser, sin fijarnos en lo material, haciendo que ese momento sea nuestro, viendo ese momento como el nacimiento de nuestro Señor, como el momento de amor mas puro y bello de la historia de la humanidad.

Tal vez hacia viento, seguramente un frío viento como el que recorre las estepas de palestina en el frío mes de tebet, los caminos áridos, llenos de fría escarcha de una posible nevada, la noche cerrada, oscura, fría, pero llena de amor.
Tal vez las estrellas no brillaron esa noche, es probable que no quisieran tener ni el mas mínimo protagonismo esa noche, porque solamente contemplaban su nacimiento.

En esa fría noche solo una luz, mágica, iluminaba desde hacia ya rato aquel pequeño recoveco de piedra, en aquellas cuevas de Belén, donde se solía guardar ganado, para salvaguardarlos de las frías temperaturas de la noche.




Observamos como a lo lejos un hombre, José, viene, agitado, nervioso, buscando entre la pared alguna de esas cuevas, viene corriendo tras haber pedido ayuda en la ciudad y haber recibido mas de una negativa a ocupar una casa para el parto, tras de el, una mujer, María, envuelta en un suave velo, con sus brazos abrazando su vientre, queriendo dar calor a aquella criatura que lleva en su interior, camina despacio atendiendo a las instrucciones de su esposo, el frío viento agita su cuerpo meciendo su túnica.
Adentrandose en la cueva a toda prisa, raudo y veloz aquel buen hombre, prepara con el mayor esmero posible el interior, con las pocas cosas que tiene a su disposición, amasando el suelo con paja y heno de los animales, colocando un candil para iluminar y dar un poco de calor, limpiando lo mejor posible todo el interior de aquella bendita morada.

Tal vez hubiese una mula y un buey, que a buen seguro, se apartaron del interior de aquella cueva y se colocaron a su entrada para minimizar lo mas posible las adversas condiciones climatológicas que se adentraban como cuchillos en el interior helando todo a su paso, pero ellos, sabiendo lo que allí iba a suceder, pusieron también su granito de arena, e hicieron de improvisado muro de dura piel y calor, para que aquella pareja no pasara demasiado frío.




Unas mujeres que vieron la escena de lejos se acercaron para ayudar, entrando también en la cueva, que ya se encontraba mas cálida, con aquella bella mujer recostada en el heno, con aquel hombre clavado de rodillas, ayudando a su esposa, colocándole bien su precioso cabello, intentando que se acomodara y estuviera lo mejor posible para dar a luz a aquel niño...

Tal vez todo se encontrara en silencio, en aquel momento el frío dejo de azotar la estepa, todo dejo de tener protagonismo, la calma y el silencio reinaron en el mundo, porque todo hasta el mas mínimo ser de la creación, observaba lo que sucedía en aquella cueva de Belén, en aquella noche.

Un llanto corrió como un grito de liberación por todo el mundo, un llanto anuncio su llegada, aquel llanto... mágico, resplandeciente, como diciendo: "estoy aquí...".Las mujeres habían ayudado a María a dar a luz al niño, José derramaba lágrimas por su rostro ajado por el frío y el sufrimiento de aquellos días buscando refugio para su mujer, para que pudiera dar a luz al rey del mundo, aquel hombre José, miraba con ternura a aquel precioso niño que ya se recostaba en el pecho de su madre, las lágrimas caían sin cesar por sus mejillas.
La mula y el buey contemplaban en silencio la escena, bien pertrechados en la entrada de la cueva impidiendo que el frío reinante entrara en aquel improvisado hogar.
Unos pastores que se resguardaban en la noche en un refugio cercano, vinieron apresuradamente corriendo a ver que estaba pasando, venían asombrados, con sus varas golpeaban el suelo y con sus manos se frotaban la cara, contándose unos a otros que había pasado, contando a todo aquel que encontraban a su paso como un Ángel, les había anunciado que en aquella pequeña cueva estaba naciendo el Salvador.


Y entre toda la escena, los pastores, las mujeres, la fría estepa de Belén, la mula y el buey, José y todo lo que acompañaba en la cueva, estaba María, aquella madre, con su sereno y dulce rostro, con sus mejillas agitadas del parto que había acontecido, con su pelo largo reposado sobre sus hombros y su pecho, mirando con una ternura infinita a aquel pequeño que con su boquita buscaba el pecho de su madre, mirándola cada poco tiempo, cruzándose sus ojos con los de ella, haciendo que el universo se estremeciera de amor.
Para ella no hacia frío, ni era de noche, ni aquello era una cueva, nada tenia importancia, nada era un inconveniente, solo tenia ojos para su pequeñin, aquel niño al que amaba no solo por ser su hijo, sino también por ser fruto del amor de Dios por el mundo.
Las mujeres habían preparado al pequeño envolviéndolo en una mantita para resguardarlo, asomando su carita al mundo, mirando a su alrededor y una y otra vez buscando la mirada de su madre, reposando su pequeña cabecita en el pecho de aquella hermosa mujer.


A lo largo de su vida vendrían muchas otras caricias, en su niñez cuando ayudaba a José en la carpintería, cuando venia de jugar con sus amigos, cuentan que oraba y oraba con su madre en la intimidad de su hogar, ahí también recibiría caricias que atusarían su suave cabello, cuando paseaba con María por los alrededores de Jerusalén, contemplando la creación y enseñándonos con su palabra, en su madurez cuando nos hizo saber al mundo a que venia, cuando se sentaba al lado de su madre para contarle las maravillas de su Padre del Cielo, de nuestro Padre.

Cuando la miraba desde la lejanía, cuando la multitud le adoraba y le rodeaba en aquellos caminos de galilea, y el siempre encontraba el momento para cruzar una mirada y una sonrisa con su madre.
Y al final cuando todo el padecimiento, cuando todo el sufrimiento, cuando todas sus llagas inundadas de sangre, cuando todos aquellos latigazos, cuando todos aquellos golpes amorataron su cuerpo, y esos clavos penetraron en sus manos y pies, cuando todo su cuerpo era una muestra de sufrimiento y de amor por el mundo, y quedo reposado sobre su madre, a los pies de la Cruz, y ella una vez mas, como desde la niñez, le paso su mano por su pelo enmarañado por la sangre, paso su dulce mano por su rostro, acariciando sus mejillas rotas por los golpes, acariciando su barba, y viendo como su amor, había muerto por el mundo, había muerto para redimirnos de todos nuestros pecados, había dado la vida por todos y cada uno de nosotros, aun a costa del dolor de aquella madre misericordiosa...Decidme amigos, sino es motivo mas que suficiente para vivir por el, para actuar conforme a su palabra y hacer que todos seamos fieles discípulos de nuestro Señor.

Pero en aquel momento, en aquella pequeña cueva de Belén, se produjo la primera de esas caricias, cuando paso su manita por la cabezita y la carita, dulce, sonrosada, suave de su pequeño, que buscaba  y cerraba los ojos para recibir esa caricia, recostado y acurrucado en el pecho de su madre.


Celebremos amigos su nacimiento, celebremos ese momento que cambio la vida, sintamonos también hijos suyos, hijos de Dios, vivamos por el, luchemos por el, hagamos que todo ese amor y sufrimiento sea correspondido como merece, seamos también niños acurrucados en el pecho de aquella preciosa madre, seamos también parte de aquella mágica noche de Belén...

FELICIDADES MI SEÑOR

lunes, 9 de julio de 2012

AQUEL SOL DE NUESTRA INFANCIA

Cuando estamos solos, cuando nos encontramos sumidos en la nostalgia, en alguna terraza, en nuestro propio cuarto de estar, podemos tener esa sensación...
Tal vez ni siquiera cuando estamos solos, ese rayo puede encontrarnos incluso cuando estamos con personas a las que queremos, cuando nos reunimos con nuestras familias y las anécdotas comienzan a fluir de unos en otros, haciendo nos reír...
Ese rayo puede alcanzarnos cuando estamos con nuestros amigos, en alguna terraza, o cenando en casa de alguno de ellos, tomando una copa o departiendo y contando las innumerables "hazañas" de nuestra niñez.

Entonces es cuando nos encuentra..., entonces es cuando, como un rayo de luz, nos cruza la mente y el alma, el recuerdo de aquella luz...

Aquella luz que ilumino nuestros días de niños, aquella luz de aquel sol de nuestra infancia...

Tal vez os haya pasado alguna vez amigos, sobre todo a los que nos acercamos a la cuarentena, los que hemos superado con creces la treintena de años, y tenemos nuestros recuerdos de aquella niñez, de aquella inocencia, a veces y por desgracia tan lejana, y hoy día debido al brutal cambio de sociedad que hemos sufrido, nos hemos convertido en viejos prematuros que cuentan sus batallas y no entienden como ha cambiado todo de una manera tan radical.
A veces, al menos a mi me pasa, nos sumimos en el recuerdo, como quien se lanza a un lago de agua cristalina, y nadamos y buceamos y reímos y soñamos, recordando todos nuestros años pasados.

Pero no anclados en el, no de una forma en la que no avancemos hacia el futuro, sino utilizando esos recuerdos como aprendizaje, como un viejo y vetusto libro que se abre una y otra vez y tiene las paginas gastadas, nos sumimos en aquel lago, como quien se sumerge en un oasis, para salir, aunque sea por unos minutos, de la rutina que actualmente nos rodea.

Quien no recuerda su niñez, aquella niñez, aquel sol, aquella luz, no soy ningún entendido en temas electromagnéticos, pero a veces pienso que el sol de antes era mucho mas luminoso, claro y puro que la luz que actualmente tenemos, no se si los años y años de avanzes tecnologicos en materia electromagnética ha cambiado nuestra realidad, hoy día estamos rodeados de móviles, señales wifi, portátiles, enormes antenas de telefonía, etc.. etc.. etc.., tantos y tantos dispositivos que lanzan al aire sus enormes ondas, invisibles en apariencia ,pero que quien sabe como nos están afectando y como están afectando a la naturaleza, no se si es por ese motivo amigos, pero parece que la luz no es la misma que ilumino nuestra niñez.

Nos encontramos sumidos en una profunda crisis moral y social, donde todos o casi todos intentan alcanzar la felicidad como quien mira hacia una ventana de un piso y alguien deja caer un billete de 500 euros, se lanzan descosidos a por el, empujándose y pisoteando a quien se caiga delante, así parece que buscamos la felicidad hoy día, sin darnos cuenta que tal vez la tenemos a nuestro lado, que tal vez la hemos tenido siempre con nosotros en cada pequeño momento, en cada pequeña sonrisa, en cada pequeño tropiezo incluso, en cada pequeño aprendizaje. Tal vez hoy día se haya acelerado ese proceso que hacia que nuestros ancianos abuelos con 80 y 90 años, nos sentaran al pie de la mecedora y nos contaran mil y un cuentos, mil y una batallitas que sin saberlo iban taladrando en nuestro corazón una enseñanza milenaria, una enseñanza fundamental para nuestras vidas y que hoy día, se esta perdiendo en este lupanar de amoralidad, perversión, egoísmo y tecnología del ocio en que se esta convirtiendo la sociedad,

Tal vez todo ese proceso amigos se haya acelerado, y ahora con 35, 36,37 años, somos nosotros, quienes nos apresuramos a compartir nuestro pasado con los jóvenes y niños de ahora, como quien grita al viento, diciendo: ¡¡Todo puede cambiar!!, ¡todo puede ser de otra manera!, ¡todo puede ser distinto!, y tal vez, en esa distinción, encontrar la tan ansiada felicidad que muchos buscan en cosas que no la dan.

Quien no recuerda su infancia amigos, aquella infancia, aquellos momentos que están grabados a fuego en nuestra memoria, quien no recuerda aquella playa de nuestra niñez, aquella agua, aquella luz, jugando en la arena, correteando mientras nuestra familia nos rodeaba.
Tal vez todos hayamos tenido un verano en Sanlucar de Barrameda, solo el nombre para muchos de vosotros cambiara, pero seguramente lo que no cambiara es el recuerdo de aquellas carreras por el paseo marítimo en bicicleta, rodeado de tu familia, soñando y jugando, recién duchados, con nuestra piel marcada por el sol, con un bocadillo en la mano, imaginando mil y una historias, con nuestros primos, Laura, Alvaro, Diego, Paco, Borja, etc..., recorriendo un camino ya trazado por Dios, ideando mil y una aventuras en mágicos mundos de fantasía, haciendo carreras por quien sube mas rápido una barra de metal del porche, cayendo rendidos en la cama por la noche, con la suave y dulce luz de la luna entrando por la ventana y acariciando nuestro rostro, sumiendonos en un dulce sueño, del que despertábamos al compás de las olas del mar tan cercano a nuestra casa, despertándonos con el olor a café que nuestra abuela Maruja preparaba en la cocina, despertándonos con el ajetreo del desayuno, y el sonido de la manguera regando el patio por nuestro abuelo Paco, despertándonos y haciéndonos saltar de la cama en aquel mágico verano, encontrando a algunos primos aun dormidos y a otros sentados en el porche con un bocadillo de mantequilla y un colacao, iluminados una vez mas por aquella luz, de aquel sol de nuestra infancia.


No nos esperaba ninguna videoconsola en aquel despertar, no nos esperaba ningún ordenador, ningún messenger, ningún tuenti, ningún facebook, no nos esperaba ninguna webcam, ni ningún chat...
Nos esperaba el sol, nos esperaba la brisa del mar, el olor salado de la marea, nos esperaba nuestro amigo de la casa de enfrente para irnos con las bicicletas a jugar, nos esperaba, un balón, un escalón, un trozo de jardín donde colocar los muñecos como si fuera una invasión a otro planeta, nos esperaba el observar a nuestra abuela haciendo la comida, nos esperaba un buen baño en la playa y horas y horas de juegos con las palas y los cubos de arena y agua, nos esperaban nuestros tíos Paco, Alvaro, Jesús, Carlos, Fernanda, para acompañarlos a comprar, o a pasear o a sentarnos en el porche a charlar, nos esperaba nuestro abuelo Paco para ir a comprar al centro y tal vez, en aquella compra, nos regalaba un pequeño muñeco, que para nosotros era el mayor de los tesoros, nos esperaba la noche con olor a gomina patrico y colonia atkinson de nuestros tios y padres saliendo a compartir una velada de tertulia, en noches de brisa, verano y barlovento, nos esperaba la vida, el día a día sano y limpio...
Como os digo amigos nos esperaban todas esas cosas y no una pantalla con un teclado delante para hacernos autómatas. Tal vez amigos entre todos, debemos hacer que los niños de hoy día no esperen esa pantalla y ese ordenador o esa consola, sino que esperen la luz del sol en sus rostros.


Tal vez todos soñemos incluso con aquellos momentos amigos, aquel olor a espeto de sardinas en el chiringuito de playa cuando íbamos temprano con nuestro padre a tomar el sol y a jugar en la orilla con cubos de agua y arena, incluso recordamos como la mayor hazaña jamas contada, aquellas caminatas mañaneras desde Sanlucar hasta Chipiona, por la orilla del mar, recordando como si fuese ayer, cada pequeña concha encontrada, cada pequeña ola que golpeaba con suavidad los tobillos caminando.
Aquel paisaje... aquellas dunas, aquellas conversaciones con nuestro tío Paco, contándonos cientos de batallas, que no eran otra cosa sino palabras que estaban destinadas por Dios a nuestro aprendizaje y a forjar nuestros recuerdos. Aquel sol  que bronceaba nuestra piel, y aquel mar, aquella agua, aquellas mañanas mágicas, iluminados por aquel sol de nuestra infancia.



Y fueron pasando los años, fuimos creciendo, y compartiendo otros momentos, que ahora, en la lejanía temporal, encajan como un perfecto puzzle en tus recuerdos, recordamos aquellas mañanas de sábado, iendo hacia la playa de Punta Candor, o hacia la playa de Atlanterra al son de canciones de Juan Luis Guerra y Carlos Vives, recordamos aquellas mañanas de sábado, con el coche lleno de butacas, neveras, toallas, que en su momento nos parecieron un duro trabajo de llevar, pero que con paso del tiempo, añoras y las llevarías una y mil veces.

Recuerdas, el coche, la carretera, el sol entrando por la ventanilla, las peleas y los juegos en la parte trasera del coche, recuerdas el camino hacia aquella playa, tal vez todos hayamos tenido una tía Fernanda y un tío Ramón, una madre Chari y unos primos Laura y Borja, tal vez todos hayamos tenido unos amigos Rosi y Manolo y Cristina y Jose, con los que hayamos compartido aquella mágicas mañanas de sábado, con las sombrillas, el balón, los baños interminables, las tertulias, la luz del alba y posteriormente la luz del atardecer cuando recogíamos los bártulos para volver a casa, todos tenemos esos recuerdos amigos, y en esos recuerdos se encuentra gran parte de la felicidad que hoy en día ansiamos encontrar corriendo como descosidos, y queriendo tener cosas materiales, o tal vez forzando situaciones que no están preparadas para nosotros, pero que, dejandonos llevar por la dinámica de la sociedad actual, ansiamos tenerlas, sin darnos cuenta de que la felicidad la hemos tenido gracias a Dios a nuestro lado, cada día de nuestra vida.




Con el paso del tiempo amigos, vamos siendo conscientes de muchas cosas, y vamos conociendo la verdadera naturaleza de cada momento que hemos vivido, mas feliz o menos feliz, todo es un aprendizaje que conforma nuestro ser, nuestra verdadera identidad, que esta muy lejos de ser la que muchos intentan enseñarnos en nuestros días de amoralidad, perversion, egoísmo y avaricia.

No amigos, no es esa nuestra esencia, no es la avaricia, la envidia por lo material, el egocentrismo, la prepotencia, el orgullo mal entendido, los celos, y el pensarnos mejores que quien tenemos a nuestro lado, nuestra esencia es otra, esta dentro de cada uno de nosotros y nos va enseñando cada día de nuestra vida, encontrando a Dios en cada pequeño momento vivido, encontrando a Dios como quien encuentra a un padre, como el niño que se va de las faldas de su padre para corretear por el parque y que tras innumerables caídas, charlas con amigos, pelotazos, carreras y jolgorios, cuando cae rendido y se cansa, vuelve a su padre que es donde encuentra su felicidad, su seguridad y su fortaleza.
Así volvemos a Dios y no debemos apartarnos de el, ni de sus palabras que están dentro de nosotros mismos, y aprender de cada segundo, para ser conscientes de que tenemos todo lo que necesitamos tener.

Cuentan amigos, que en la batalla de Iwo Jima, en aquella cruenta batalla de la primera guerra mundial, en aquella isla de japón, fueron muchisimos los jóvenes que combatieron perdiendo de un tajo su inocencia en aquella playa oscura y de negra arena, allí desembarcaron y se mataron miles de jóvenes americanos contra otros miles de jóvenes japoneses, compartiendo ambos no solo balas, sangre, gritos y dolor, sino también recuerdos, llantos y ansias de volver con sus familias, porque no querían estar allí, ni estar en aquel sin sentido, matándose sin conocerse y sin saber muy bien porque.

Cuentan que algunos de los supervivientes, ancianos ya, en sus lechos de muerte, rodeados de sus familias, solamente dejaban caer una lágrima por sus mejillas, y de toda aquella carnicería, de toda aquella crueldad, de todo aquella masacre, solamente recordaban los momentos en los que los altos mandos les daban vía libre para darse un baño en el agua con sus compañeros, aquellos soldados en su vejez, solamente recordaban, que un día fueron un grupo de chavales bañándose en el mar y jugando en sus pocos ratos de ocio.

Tal vez amigos por muchas cosas que tengamos o ansiemos tener, por muchos trabajos que queramos tener para tener mas ingresos económicos, muchos coches que queramos comprarnos, muchos pisos, muchas ansias de chalet y piscina, muchos trajes y vestidos, muchas horas de gimnasio para poder tener un cuerpo que este bien visto por la sociedad, tal vez por muchas novias o novios que busquemos, por muchas cosas que queramos tener y poseer, tal vez porque nuestro vecino las tiene, después de todo ese sin sentido materialista, cuando cerremos los ojos y encontremos la felicidad, siempre recordaremos aquellas carreras por la playa rodeados de nuestros primos, en aquellos mágicos años de nuestra niñez.

Hay una canción que puede plasmar musicalmente muy bien estos recuerdos, y la necesidad diaria de Dios en nuestra vida, y no es otra que la famosa "Stand by me" de Ben E. King.
El comienzo de esa canción dice algo así como:

Cuando la noche ha llegado
Y la tierra está oscura
Y la luna es la única luz que veremos
No, yo no tendré miedo
No, yo no tendré miedo
Mientras tu estés, estés conmigo


En la película, que toma el titulo de la canción, interpretada por Richard Dreyfuss, hay una escena final, en la que el protagonista ya en la edad adulta, y después de recordar su infancia junto a aquellos amigos, después de narrarnos que paso con cada uno de ellos, algunos murieron, otros perdieron su rastro, otros tomaron rumbos distintos en sus vidas, etc... después de todo eso, terminaba su narración diciendo algo así como:
"nunca tendremos amigos como los que tuvimos en nuestra infancia, ¿acaso alguien los tuvo?"

Tal vez, nunca tendremos recuerdos como los que tuvimos en nuestra infancia amigos, acaso ¿alguien los tuvo?.

Porque tal vez amigos, jamas, por muchas vicisitudes que nos encontremos en la vida, por muchos problemas y muchos contratiempos que vivamos, nunca dejaremos de ser un grupo de niños que corretearon hacia el agua por la playa con sus primos, iluminados por aquel sol de nuestra infancia.

lunes, 28 de mayo de 2012

IRENA SENDLER: EL ANGEL DEL GHETTO DE VARSOVIA

No se muy bien amigos como comenzar esta entrada, tal vez haya entradas donde poco queda por decir, o tal vez para hablar de ciertas personas hay que ponerse en pie y meditar en silencio mas que hablar sobre ellas, puesto que podemos caer en el error de ensuciar con palabras algo tan bello, puro y sublime.

Tal vez amigos haya personas sobre las que no se puede hablar, sino solo admirar, reflexionar y aprender.
Pero también dejar constancia aunque sea en un humilde blog como este de la vida de alguien tan maravilloso como IRENA SENDLER.


Irena Sendler, nació en varsovia el 15 de febrero de 1910, fue una trabajadora social polaca y católica, que durante la II guerra mundial, ayudo y salvo a mas de 2500 niños judíos, practicamente condenados a ser victimas del holocausto, arriesgando su propia vida.

Si observamos su vida desde su nacimiento podemos contemplar como ya su padre Stanisław Krzyżanowski, que era un médico reconocido falleció en 1917 a causa de un tifus contraído al tratar a varios pacientes rechazados por sus colegas: muchos de esos pacientes eran judíos. Vemos como ya desde su mas tierna infancia contemplo en su casa lo que era el sacrificio, lo que era la bondad y la ayuda al prójimo, sin mirar su credo, raza ni religión, como mas tarde comentaria la propia Irena.

Fue apartada de la universidad durante 3 años de sus estudios por oponerse a actitudes discriminatorias.
Cuando Alemania invadió el país en 1939, Irena era enfermera en el Departamento de Bienestar Social de Varsovia, el cual llevaba los comedores comunitarios de la ciudad. Allí trabajó incansablemente para aliviar el sufrimiento de miles de personas tanto judías como católicas. Gracias a ella, estos comedores no sólo proporcionaban comida para huérfanos, ancianos y pobres sino que además entregaban ropa, medicinas y dinero.

En 1942 los nazis crearon un gueto en Varsovia, e Irena, horrorizada por las condiciones en que se vivía allí, se unió al Consejo para la Ayuda de Judíos, Zegota.  Ella misma lo cuenta: "Conseguí, para mí y mi compañera Irena Schultz, identificaciones de la oficina sanitaria, una de cuyas tareas era la lucha contra las enfermedades contagiosas. Más tarde tuve éxito en conseguir pases para otras colaboradoras. Como los alemanes invasores tenían miedo de que se desatara una epidemia de tifus, toleraban que los polacos controláramos el recinto."


Cuando Irena caminaba por las calles del gueto, llevaba un brazalete con la estrella de David, como signo de solidaridad y para no llamar la atención sobre sí misma. Pronto se puso en contacto con familias a las que ofreció llevar a sus hijos fuera del gueto. Pero no les podía dar garantías de éxito. Lo único seguro era que los niños morirían si permanecían en él. Muchas madres y abuelas eran reticentes a entregar a sus niños, algo absolutamente comprensible pero que resultó fatal para ellos. Algunas veces, cuando Irena o sus chicas volvían a visitar a las familias para intentar hacerles cambiar de opinión, se encontraban con que todos habían sido llevados al tren que los conduciría a los campos de la muerte.

A lo largo de un año y medio, hasta la evacuación del gueto en el verano de 1942, consiguió rescatar a más de 2.500 niños por distintos caminos: comenzó a sacarlos en ambulancias como víctimas de tifus, pero pronto se valió de todo tipo de subterfugios que sirvieran para esconderlos: sacos, cestos de basura, cajas de herramientas, cargamentos de mercancías, bolsas de patatas, ataúdes... en sus manos cualquier elemento se transformaba en una vía de escape.





Entre los miles de niños y bebés rescatados, uno de los ejemplos que pasó a la posteridad fue el de Elzbieta Ficowska. Ella tenía cinco meses cuando una colaboradora de Sendler le suministró un narcótico y la colocó en una caja de madera con agujeros para que entrara el aire. Fue sacada del gueto junto con un cargamento de ladrillos, en un vagón traccionado por un caballo, en julio de 1942. La madre de Elzbieta escondió una cuchara de plata entre las ropas de su bebé. La cuchara llevaba grabado su apodo, Elzunia, y la fecha de nacimiento: 5 de enero de 1942. Elzbieta fue criada por la ayudante de Sendler, Stanislawa Bussoldowa, una viuda católica. Ficowska dijo más tarde que la fallecida Bussoldowa fue su "madre polaca", para distinguirla de su "madre judía". Durante meses, la madre de Elzunia llamó por teléfono para escuchar los balbuceos de su hija. Muertos sus padres en el gueto, la joven salvada Elzbieta Ficowska fue años después conocida con el apodo de "la niña de la cuchara de plata".

El de Irena fue durante un año el carro de la vida. Quien subiese a él a viviría, quien quedase en tierra moriría. Día a día, semana a semana, la falsa enfermera fue recogiendo niños como el flautista de Hamelin y escondiéndolos en sacos o debajo de las herramientas de trabajo. Adiestró a un perro para que, al pasar por los controles de salida, ladrase furioso a los soldados alemanes. Éstos, que no se las querían ver con el chucho, ni se acercaban. Cada vez que ese carro salió por la puerta del gueto, una o varias vidas jóvenes, inocentes, volvían a nacer

Irena quería que un día pudieran recuperar sus verdaderos nombres, su identidad, sus historias personales y sus familias. Entonces ideó un archivo en el que registraba los nombres de los niños y sus nuevas identidades.

Una vez fuera, cambiaba el nombre a todos los niños por uno católico y se los entregaba a familias polacas, monasterios y orfanatos. Para que, llegado el momento, pudieran recuperar sus antiguos nombres fue apuntando las correspondencias en un papel que escondió en un frasco que enterró bajo el manzano que su vecino tenía en el jardín. Sus contactos en la Resistencia hicieron el resto. Fabricaron indentidades falsas para cada niño, borrando todo vestigio de su pasado en el gueto.


Los nazis supieron de sus actividades. El 20 de octubre de 1943, Irena Sendler fue detenida por la Gestapo y llevada a la infame prisión de Pawiak, donde fue brutalmente torturada. En un colchón de paja encontró una estampa de Jesús Misericordioso con la leyenda: “Jesús, en ti confío”, que conservó consigo hasta el año 1979, momento en que se la obsequió a Juan Pablo II.

Ella era la única que sabía los nombres y las direcciones de las familias que albergaban a los niños judíos. Soportó la tortura y se negó a traicionar a sus colaboradores o a cualquiera de los niños ocultos. Fue sentenciada a muerte. Mientras esperaba la ejecución, un soldado alemán se la llevó para un "interrogatorio adicional". Al salir, le gritó en polaco "¡Corra!". Al día siguiente halló su propio nombre en la lista de los polacos ejecutados. Los miembros de Zegota habían logrado detener la ejecución sobornando a los alemanes, e Irena continuó trabajando con una identidad falsa.
En 1943, durante el Levantamiento de Varsovia, colocó sus listas en dos frascos de vidrio y los enterró en el jardín de su vecina para asegurarse de que llegarían a las manos indicadas si ella moría. Al finalizar la guerra, Irena misma los desenterró y le entregó las notas al doctor Adolfo Berman, el primer presidente del Comité de salvamento de los judíos sobrevivientes. Lamentablemente la mayor parte de las familias de los niños había muerto en los campos de concentración nazis. En un principio los chicos que no tenían una familia adoptiva fueron cuidados en diferentes orfanatos y poco a poco se los envió a Palestina.

Los niños sólo conocían a Irena por su nombre clave "Jolanta". Pero años más tarde, cuando su foto salió en un periódico luego de ser premiada por sus acciones humanitarias durante la guerra, un hombre la llamó por teléfono y le dijo: "Recuerdo su cara, usted es quien me sacó del Gueto." Y así comenzó a recibir muchas llamadas y reconocimientos.


En 1965 la organización Yad Vashem de Jerusalén le otorgó el título de Justa entre las naciones y se la nombró ciudadana honoraria de Israel.
En noviembre de 2003 el presidente de la República, Aleksander Kwasniewski,  le otorgó la más alta distinción civil de Polonia: la Orden del Águila Blanca (Order Orła Białego). Irena fue acompañada por sus familiares y por Elzbieta Ficowska, "la niña de la cuchara de plata".
Pero Irena Sendler nunca pensó que recibiría homenaje alguno por sacar subrepticiamente a los 2.500 niños judíos del gueto de Varsovia, ni por soportar las torturas de los nazis o pasar décadas hostigada por el régimen comunista que siguió a la guerra. Según ella lo expresó, "esos actos fueron la justificación de mi existencia en la tierra, y no un título para recibir la gloria". En referencia a las visitas incesantes que recibía, expresó: "Estoy muy cansada; esto es demasiado para mí".





En el año 2007 el gobierno de Polonia la presentó como candidata para el premio Nobel de la Paz. Esta iniciativa fue del Presidente Lech Kaczynski y contó con el apoyo oficial del Estado de Israel —a través de su primer ministro, Ehud Ólmert— y de la Organización de Supervivientes del Holocausto residentes en Israel. Las autoridades de Oświęcim (Auschwitz en alemán) expresaron su apoyo a esta candidatura, ya que consideraron que Irena Sendler fue uno de los últimos héroes vivos de su generación, y que demostró una fuerza, una convicción y un valor extraordinarios frente a un mal de una naturaleza extraordinaria. Finalmente el galardón fue concedido a Al Gore. Simplemente lamentable, no hay mas calificativo para tan siquiera osar comparar a un personaje y a otro, una vez mas se desprestigia este galardon, mas politico que real.

Irena Sendler falleció en Varsovia (Polonia), el 12 de mayo de 2008, a los 98 años de edad.

Ya veis amigos, sobran palabras, sobran comentarios, sobran análisis, sobra todo ante esta mujer, ante esta criatura de Dios, ante la bondad en uno de sus estados mas puros.
Ella no quería reconocimientos ni premios, porque no los necesitaba, los reconocimientos, los galardones, las figurillas de oro barato, los diplomas envueltos en cinta roja, las galas enseñoradas y repeinadas, delante de manteles con suculentos manjares y copas de champán a rebosar, toda esa parafernalia a veces sucia y vil, todo eso queda para otros y otras, para los que solo quieren poner la mano y buscar un reconocimiento por no hacer nada, ella no necesitaba nada de eso, ella había hecho simplemente lo que cualquiera debería hacer, y su reconocimiento, su premio, su sonrisa, se la daría Dios, el único en quien podemos buscar una recompensa justa y verdadera.


Como veis amigos esta humilde entrada, esta repleta de fotografias, muchas de ellas son de la propia Irena, en su residencia de varsovia, en todas ellas se contempla su rostro, sus ojos, de entrañable anciana, y su sonrisa.
Miradle a los ojos, solamente pensar y reflexionar sobre lo que hizo, y mirad sus ojos, intentad mirarlos sin derramar una cascada de lágrimas, puesto que en sus ojos se muestra su bondad, esa bondad autentica que te llega al corazón, es el mejor regalo que podemos hacerle a esta grandiosa mujer, mirarla, recordarla, e intentar ser cada día un poco mas como ella, ayudarnos entre todos, y no dejar que nos engañen otros perversos que quieran confundirnos de lo que realmente somos, puesto que en sus ojos, en la mirada de Irena, también podremos contemplar que somos, y podemos llegar a lo mas profundo de nuestro interior para ver que somos hijos de Dios, y que la bondad habita en nuestro interior.

Hay una frase en el talmud que dice:

       " QUIEN SALVA UNA VIDA, SALVA AL MUNDO ENTERO ".

Irena no solo salvo una sino miles de vidas que hoy dia pueblan el mundo gracias a su entrega y sacrificio, y llevando su nombre y su historia a cada rincon de la tierra para que jamas quede en el olvido, ni su historia ni su vida ni su recuerdo, y nos sirva de ejemplo de como debemos actuar con los demas.


Descanse en paz, entrañable, admirada, respetada y querida Irena Sendler.

lunes, 19 de marzo de 2012

VIVA DON BOSCO

Hace poco amigos, encendí la tele, como una noche mas, como un día mas, ese acto que tantas veces hacemos en nuestra cotidianidad, tantas y tantas veces lo hacemos pulsamos ese pequeño botón del mando a distancia y contemplamos...

Lamentablemente lo que en la mayoría de los casos contemplamos, es horror, violencia, insultos, vicio, mofas, risas histrionicas de esperpentos televisivos que por 4 monedas venden a quien sea e inventan historias, calumnias, y mentiras por tal de unos minutos de "fama" televisiva, vemos guerras, opiniones sesgadas e interesadas, mensajes subliminales para "limpiar" las mentes de las personas e inclinarlas probablemente a una ideología lasciva, libidinosa, y perversa para la moral de la sociedad, pero muy rentable para los sucios bolsillos de unos pocos, abanderados en "libertades" falsas e hipócritas, que no dudan en ondearla, como quien enarbola una bandera, para engañar a la masa social y que les ayuden en sus sucios fines.

Pero esa noche no amigos.
Esa noche no contemple eso, sino que pude contemplar otra cosa, algo bello, precioso, algo que me hizo recordar los momentos de mi niñez, algo bonito, como un dulce o una tarta, algo inocente y mágico, algo que me hizo apagar la tele y acostarme con un buen sabor de boca, cuanto echaba de menos esa sensación.

Tuvo que ser en un canal de los denominados "secundarios", pero que afortunadamente cada vez van tomando mas fuerza en la sociedad, fue en 13 tv, donde comenzó una pelicula de unas 2 horas y media aproximadamente de duración y que narraba la historia de aquel gran hombre que fue San Juan Bosco.


Como tantos y tantos niños mi infancia fue formada académica y moralmente en un colegio de La Salle, cosa de la que cada día me siento mas orgulloso, cuando el otro día contemple de nuevo la película del creador de la orden Salesiana, recordé y saque de mi interior todos esos recuerdos que estaban aletargados por la crueldad social del momento y por la capa de mugre que muchos quieren echar sobre nuestras conciencias para que no recordemos quienes somos.

Cuando vi una vez mas, puesto que en mi niñez contemple amplias películas y documentales sobre San Juan Bosco y sobre San Juan Bautista de La Salle, aquella pelicula me hizo trasladarme a aquellos momentos de mi niñez, identificados totalmente con la niñez de aquellos niños, en aquellos años en los que Don Bosco, como así le llamaban, les guió en sus vidas.

Cuantos niños, cuantos jóvenes, cuantas almas, miles y miles de chavales sacados de las calles, sacados de la delincuencia, arrancados de cuajo de las garras del mal, por aquel gran hombre de Dios.


Cuantos niños, como aquel chaval Bartolome Garelli, podríamos decir el primer chaval que fue defendido por Don Bosco, cuando le maltrataban por no saber acolitar, aquel chaval le confeso a Don Bosco que no conocía el catecismo y que no había recibido la Primera Comunión, Don Bosco le dio las primeras lecciones de catecismo y al siguiente domingo Garelli regresó con 20 muchachos que llegaron a ser 80 en marzo del año siguiente. Fue el inicio del Oratorio de Don Bosco.

Lucho contra todo y contra todos, algunos le decían que había perdido la razón, que como podía ir por las calles con jóvenes de tan bajo estrato social, como podía ayudar a delincuentes que solo merecían la cárcel y la pobreza mas absoluta, como podía ayudarles?. Incluso mas adelante podremos ver como se trajo a su propia madre Margarita Occhiena, para que aquellos muchachos, aquellos niños tuvieran como referente materno, el mismo que el tuvo en su niñez, aquella gran madre, que también les ayudo a hacer del oratorio un cálido hogar para todos ellos.


Porque el veía sus almas, el no contemplaba sus mugrientas ropas, ni las cabezas gachas, esperando llevarse de alguna panadería algunos currucos de pan, sino que el veía a esos chicos, y todo el potencial que guardaban en su interior, que estaban ansiosos porque alguien les diese le oportunidad de salir de ese mundo margina, y ahí estaba Don Bosco.







                                                                              Margarita Occhiena




Comienza entonces la fase nómada del Oratorio a través de Turín: primero en algunos espacios de la Iglesia de San Francisco de Asís y en los patios del Instituto Pastoral de Calosso, después organizaba sus actividades en las calles y en las afueras de la ciudad. Pasó con sus muchachos a la Capilla de San Francisco de Sales en el Hospital de Santa Filomena del Internado para niñas de la Marquesa de Barolo en donde además predicaba y confesaba. En mayo de 1845 con 400 muchachos, se reune en los predios del cementerio abandonado de la Iglesia de San Pedro, cerca de la Capilla de San Martín. En ese lugar Don Bosco conocería a otro muchacho de una gran importancia en la vida salesiana: Miguel Rua, quien llegaría a ser su mano derecha y su primer sucesor. Después arrendó algunas habitaciones de la casa del padre Moretta y por último arrendó el campo de los hermanos Filippi.
El 5 de abril de 1846, un día antes de que se venciera el plazo para abandonar el Campo de los Filippi con sus muchachos, Pancrazio Soave lo llevó a los predios de Francisco Pinardi y Don Bosco le dio 350 francos por una franja de tierra: una nueva fase de su sueño comenzaría para él y sus muchachos.

El Oratorio de Don Bosco se desarrolla entonces como un espacio en donde los muchachos podían aprender un oficio útil, asistir a los sacramentos y tener un patio para jugar sanamente con los amigos. Desde el principio Don Bosco puso en el centro de su obra la figura de San Francisco de Sales como modelo de amabilidad, dulzura y espiritualidad religiosa. Visitaba las fábricas en donde trabajaban sus muchachos para garantizar de que no fueran víctimas de explotación, buscaba trabajos dignos para muchos de ellos para lo cual hacía que los empleadores firmaran con él tratados que garantizaran los derechos de los muchachos anticipándose así a la legislación laboral internacional. Planeaba retiros espirituales para muchachos obreros y en 1847 elaboró el primer reglamento del Oratorio.



En mayo de 1847 comienza una nueva dimensión en el Oratorio. Hasta entonces los muchachos tenían que buscarse por su propia cuenta el dormitorio, muchos de ellos lo hacían en la calle. Bajo petición del joven Alejandro Percamona, un muchacho huérfano que le pidió posada, Don Bosco y con la intervención de Mamá Margarita, inician el proyecto del internado en Valdocco.
La primera experiencia de extensión de su apostolado la vivió en la misma Turín, cuando ese mismo año abre el Oratorio de San Luis en Porta Nova y el del Ángel Guardian en Vanchiglia dos años después. En tanto comenzó las construcciones de una nueva capilla para reemplazar la inicial. La idea de crear los talleres dentro del Oratorio nace de la necesidad de sacar a los muchachos de los trabajos en las fábricas. A partir de 1853 comienza la construcción de talleres de calzado, sastrería, carpintería, imprenta y metalistería.


Gracias a esto, 300 muchachos dejaron de trabajar en las fábricas. Para 1869 habían 375 internos y entre 1854 y ese año se contaban ya más de 800 muchachos que habían pasado por el internado. Con la ayuda de un seminarista, Francesia, Don Bosco comienza también a dar clases dentro del Oratorio y para 1860 tiene completa la educación media para sus muchachos insistiendo en que sus estudios fueran los mejores. De la calidad educativa de esta primera escuela de Don Bosco se tiene el comentario de un profesor universitario de Turín: «En el lugar de Don Bosco usted tiene que estudiar, realmente estudiar».


Por otra parte, la situación difícil que enfrentaba en aquella época el avance del nacionalismo italiano no pocas veces hóstil a la Iglesia, causó que los seminarios fueran cerrados, en no pocas ocasiones el Arzobispo de Turín fue exiliado y las órdenes religiosas perseguidas. Por el contrario, el Oratorio de Don Bosco ganó pronto un sólido prestigio entre las autoridades civiles por el tipo de trabajo que tenía mucho que ver con la promoción social de jóvenes marginales.


Esta misma situación hizo que el Oratorio se convirtiera además en un oasis para la Iglesia y por esta razón muchos seminaristas diocesanos y religiosos fueran enviados a seguir sus estudios de formación sacerdotal con Don Bosco. En 1861 se ordenaron 34 jóvenes sacerdotes formados por Don Bosco para la Arquidiócesis de Turín y según estadísticas del tiempo. Don Bosco dio a la Iglesia un número total de 2500 sacerdotes. Otra fuente, en cambio, señala que fueron 6 mil en el lapso de 34 años.


Miles y miles de jóvenes que dejaron las navajas, por la pelota de trapo, dejaron los puños y los golpes por los abrazos, abandonaron las piedras por los libros, de la mano de Don Bosco.


Su prestigio como sacerdote y como educador de los jóvenes necesitados o en riesgo, le valieron el respeto de las autoridades civiles y religiosas de su tiempo y de su país, así como una notable fama en el extranjero. Sus obras fueron requeridas directamente por jefes de estado y autoridades eclesiásticas de países como Ecuador, España, Francia, Inglaterra, Polonia, Palestina, Panamá, Argentina, Brasil, Uruguay, Chile y Colombia entre muchas otras. Si bien no pudo responder positivamente a las numerosas peticiones durante su vida, estas serían cumplidas más allá de lo esperado después de su muerte. Fue un visionario de su tiempo al punto de predecir acontecimientos que se darían a lo largo del siglo XX en lo referente a sus salesianos, a la Iglesia Católica y al mundo en general. Juan Bosco, conocido mundialmente como Don Bosco, fue declarado Santo por el Papa Pío XI el 1 de abril de 1934, a tan sólo 46 años después de su muerte en 1888 y le fue dado el título de «Padre, Maestro y Amigo de los Jóvenes» por el Papa Juan Pablo II. Poblaciones, provincias, parques, calles, teatros, museos, universidades y sobre todo colegios llevan su nombre. La Familia Salesiana es uno de los grupos católicos más numerosos del mundo y existen obras de Don Bosco en 130 naciones.


El 31 de enero de 1888 a las 04:45, murió el apóstol de los jóvenes. Tenía 72 años, 5 meses y 14 días de edad y había dado todo de sí para dejar una obra sólida para sus pobres muchachos.


«Padre, de muchos hijos, Padre, escucha nuestro grito de vida y juventud. Vuelve, don Bosco siempre joven, que el mundo se hace viejo, sin fe y sin corazón! Padre, maestro y amigo, los jóvenes del mundo, iremos tras de ti».
(Fragmento de Padre, Maestro y Amigo)


Tal vez quien aun ronde el oratorio de Don Bosco, podrá escuchar las risas de los niños y niñas que juegan en la actualidad, pero tal vez oiga como un murmullo lejano, como el batir de una ola, aquellas risas de los primeros jóvenes, miembros del Oratorio de Valdocco, aquellos chavales Miguel Rúa, Juan Cagliero, Francesia, Angelo Savio, Rocchietti, Turchi, el joven Santo Domenico Savio y tantos y tantos otros, tal vez aun en la actualidad resuenen los ecos de sus sonrisas nitidas y limpias, salvadas de la maldad por la mano fuerte y tenaz de aquel hombre de Dios.

Y junto a esas sonrisas, tal vez cuando lean estos, mis amigos y hermanos Lasalianos, recuerden esas horas de patio, de pelotazos y carreras, de risas y abrazos, de saltos y carcajadas de alegria, bajo la atenta mirada de nuestros hermanos salesianos y en mi caso Lasalianos, aquellas risas con nuestros compañeros, aquella sublime figura del hermano, entre medio de tantos y tantos chicos pidiendole la pelota para continuar jugando, aquellas mañanas y tardes de sudor y camisas sacadas del pantalon carrera tras carrera, y siendo conscientes de la mirada dulce, compasiva y tremendamente fortalecedora de aquellos cuadros con el rostro de San Juan Bosco y de San Juan Bautista de La Salle.


Por eso y desde este humilde blog, pido la unidad de todos, pido el recuerdo, que nadie nos haga olvidar lo que somos y a quien pertenecemos, que nadie intente arrebatar a los niños de hoy dia esa inocencia que teniamos en aquellos tiempos, esa disciplina, esa ferrea moral y comportamiento, que no es otra cosa sino la buena guia para nuestras vidas futuras y que hoy dia amparados en falsas libertades muchos quieren quitar de la sociedad para que los jovenes no tengan ningun referente, como nosotros tuvimos y como aquellos jovenes tuvieron en San Juan Bosco.


Como en aquellos dias gritaron aquellos chavales, y como un dia gritamos nosotros, volvamos a gritar una y otra vez:


¡VIVA DON BOSCO!