lunes, 19 de marzo de 2012

VIVA DON BOSCO

Hace poco amigos, encendí la tele, como una noche mas, como un día mas, ese acto que tantas veces hacemos en nuestra cotidianidad, tantas y tantas veces lo hacemos pulsamos ese pequeño botón del mando a distancia y contemplamos...

Lamentablemente lo que en la mayoría de los casos contemplamos, es horror, violencia, insultos, vicio, mofas, risas histrionicas de esperpentos televisivos que por 4 monedas venden a quien sea e inventan historias, calumnias, y mentiras por tal de unos minutos de "fama" televisiva, vemos guerras, opiniones sesgadas e interesadas, mensajes subliminales para "limpiar" las mentes de las personas e inclinarlas probablemente a una ideología lasciva, libidinosa, y perversa para la moral de la sociedad, pero muy rentable para los sucios bolsillos de unos pocos, abanderados en "libertades" falsas e hipócritas, que no dudan en ondearla, como quien enarbola una bandera, para engañar a la masa social y que les ayuden en sus sucios fines.

Pero esa noche no amigos.
Esa noche no contemple eso, sino que pude contemplar otra cosa, algo bello, precioso, algo que me hizo recordar los momentos de mi niñez, algo bonito, como un dulce o una tarta, algo inocente y mágico, algo que me hizo apagar la tele y acostarme con un buen sabor de boca, cuanto echaba de menos esa sensación.

Tuvo que ser en un canal de los denominados "secundarios", pero que afortunadamente cada vez van tomando mas fuerza en la sociedad, fue en 13 tv, donde comenzó una pelicula de unas 2 horas y media aproximadamente de duración y que narraba la historia de aquel gran hombre que fue San Juan Bosco.


Como tantos y tantos niños mi infancia fue formada académica y moralmente en un colegio de La Salle, cosa de la que cada día me siento mas orgulloso, cuando el otro día contemple de nuevo la película del creador de la orden Salesiana, recordé y saque de mi interior todos esos recuerdos que estaban aletargados por la crueldad social del momento y por la capa de mugre que muchos quieren echar sobre nuestras conciencias para que no recordemos quienes somos.

Cuando vi una vez mas, puesto que en mi niñez contemple amplias películas y documentales sobre San Juan Bosco y sobre San Juan Bautista de La Salle, aquella pelicula me hizo trasladarme a aquellos momentos de mi niñez, identificados totalmente con la niñez de aquellos niños, en aquellos años en los que Don Bosco, como así le llamaban, les guió en sus vidas.

Cuantos niños, cuantos jóvenes, cuantas almas, miles y miles de chavales sacados de las calles, sacados de la delincuencia, arrancados de cuajo de las garras del mal, por aquel gran hombre de Dios.


Cuantos niños, como aquel chaval Bartolome Garelli, podríamos decir el primer chaval que fue defendido por Don Bosco, cuando le maltrataban por no saber acolitar, aquel chaval le confeso a Don Bosco que no conocía el catecismo y que no había recibido la Primera Comunión, Don Bosco le dio las primeras lecciones de catecismo y al siguiente domingo Garelli regresó con 20 muchachos que llegaron a ser 80 en marzo del año siguiente. Fue el inicio del Oratorio de Don Bosco.

Lucho contra todo y contra todos, algunos le decían que había perdido la razón, que como podía ir por las calles con jóvenes de tan bajo estrato social, como podía ayudar a delincuentes que solo merecían la cárcel y la pobreza mas absoluta, como podía ayudarles?. Incluso mas adelante podremos ver como se trajo a su propia madre Margarita Occhiena, para que aquellos muchachos, aquellos niños tuvieran como referente materno, el mismo que el tuvo en su niñez, aquella gran madre, que también les ayudo a hacer del oratorio un cálido hogar para todos ellos.


Porque el veía sus almas, el no contemplaba sus mugrientas ropas, ni las cabezas gachas, esperando llevarse de alguna panadería algunos currucos de pan, sino que el veía a esos chicos, y todo el potencial que guardaban en su interior, que estaban ansiosos porque alguien les diese le oportunidad de salir de ese mundo margina, y ahí estaba Don Bosco.







                                                                              Margarita Occhiena




Comienza entonces la fase nómada del Oratorio a través de Turín: primero en algunos espacios de la Iglesia de San Francisco de Asís y en los patios del Instituto Pastoral de Calosso, después organizaba sus actividades en las calles y en las afueras de la ciudad. Pasó con sus muchachos a la Capilla de San Francisco de Sales en el Hospital de Santa Filomena del Internado para niñas de la Marquesa de Barolo en donde además predicaba y confesaba. En mayo de 1845 con 400 muchachos, se reune en los predios del cementerio abandonado de la Iglesia de San Pedro, cerca de la Capilla de San Martín. En ese lugar Don Bosco conocería a otro muchacho de una gran importancia en la vida salesiana: Miguel Rua, quien llegaría a ser su mano derecha y su primer sucesor. Después arrendó algunas habitaciones de la casa del padre Moretta y por último arrendó el campo de los hermanos Filippi.
El 5 de abril de 1846, un día antes de que se venciera el plazo para abandonar el Campo de los Filippi con sus muchachos, Pancrazio Soave lo llevó a los predios de Francisco Pinardi y Don Bosco le dio 350 francos por una franja de tierra: una nueva fase de su sueño comenzaría para él y sus muchachos.

El Oratorio de Don Bosco se desarrolla entonces como un espacio en donde los muchachos podían aprender un oficio útil, asistir a los sacramentos y tener un patio para jugar sanamente con los amigos. Desde el principio Don Bosco puso en el centro de su obra la figura de San Francisco de Sales como modelo de amabilidad, dulzura y espiritualidad religiosa. Visitaba las fábricas en donde trabajaban sus muchachos para garantizar de que no fueran víctimas de explotación, buscaba trabajos dignos para muchos de ellos para lo cual hacía que los empleadores firmaran con él tratados que garantizaran los derechos de los muchachos anticipándose así a la legislación laboral internacional. Planeaba retiros espirituales para muchachos obreros y en 1847 elaboró el primer reglamento del Oratorio.



En mayo de 1847 comienza una nueva dimensión en el Oratorio. Hasta entonces los muchachos tenían que buscarse por su propia cuenta el dormitorio, muchos de ellos lo hacían en la calle. Bajo petición del joven Alejandro Percamona, un muchacho huérfano que le pidió posada, Don Bosco y con la intervención de Mamá Margarita, inician el proyecto del internado en Valdocco.
La primera experiencia de extensión de su apostolado la vivió en la misma Turín, cuando ese mismo año abre el Oratorio de San Luis en Porta Nova y el del Ángel Guardian en Vanchiglia dos años después. En tanto comenzó las construcciones de una nueva capilla para reemplazar la inicial. La idea de crear los talleres dentro del Oratorio nace de la necesidad de sacar a los muchachos de los trabajos en las fábricas. A partir de 1853 comienza la construcción de talleres de calzado, sastrería, carpintería, imprenta y metalistería.


Gracias a esto, 300 muchachos dejaron de trabajar en las fábricas. Para 1869 habían 375 internos y entre 1854 y ese año se contaban ya más de 800 muchachos que habían pasado por el internado. Con la ayuda de un seminarista, Francesia, Don Bosco comienza también a dar clases dentro del Oratorio y para 1860 tiene completa la educación media para sus muchachos insistiendo en que sus estudios fueran los mejores. De la calidad educativa de esta primera escuela de Don Bosco se tiene el comentario de un profesor universitario de Turín: «En el lugar de Don Bosco usted tiene que estudiar, realmente estudiar».


Por otra parte, la situación difícil que enfrentaba en aquella época el avance del nacionalismo italiano no pocas veces hóstil a la Iglesia, causó que los seminarios fueran cerrados, en no pocas ocasiones el Arzobispo de Turín fue exiliado y las órdenes religiosas perseguidas. Por el contrario, el Oratorio de Don Bosco ganó pronto un sólido prestigio entre las autoridades civiles por el tipo de trabajo que tenía mucho que ver con la promoción social de jóvenes marginales.


Esta misma situación hizo que el Oratorio se convirtiera además en un oasis para la Iglesia y por esta razón muchos seminaristas diocesanos y religiosos fueran enviados a seguir sus estudios de formación sacerdotal con Don Bosco. En 1861 se ordenaron 34 jóvenes sacerdotes formados por Don Bosco para la Arquidiócesis de Turín y según estadísticas del tiempo. Don Bosco dio a la Iglesia un número total de 2500 sacerdotes. Otra fuente, en cambio, señala que fueron 6 mil en el lapso de 34 años.


Miles y miles de jóvenes que dejaron las navajas, por la pelota de trapo, dejaron los puños y los golpes por los abrazos, abandonaron las piedras por los libros, de la mano de Don Bosco.


Su prestigio como sacerdote y como educador de los jóvenes necesitados o en riesgo, le valieron el respeto de las autoridades civiles y religiosas de su tiempo y de su país, así como una notable fama en el extranjero. Sus obras fueron requeridas directamente por jefes de estado y autoridades eclesiásticas de países como Ecuador, España, Francia, Inglaterra, Polonia, Palestina, Panamá, Argentina, Brasil, Uruguay, Chile y Colombia entre muchas otras. Si bien no pudo responder positivamente a las numerosas peticiones durante su vida, estas serían cumplidas más allá de lo esperado después de su muerte. Fue un visionario de su tiempo al punto de predecir acontecimientos que se darían a lo largo del siglo XX en lo referente a sus salesianos, a la Iglesia Católica y al mundo en general. Juan Bosco, conocido mundialmente como Don Bosco, fue declarado Santo por el Papa Pío XI el 1 de abril de 1934, a tan sólo 46 años después de su muerte en 1888 y le fue dado el título de «Padre, Maestro y Amigo de los Jóvenes» por el Papa Juan Pablo II. Poblaciones, provincias, parques, calles, teatros, museos, universidades y sobre todo colegios llevan su nombre. La Familia Salesiana es uno de los grupos católicos más numerosos del mundo y existen obras de Don Bosco en 130 naciones.


El 31 de enero de 1888 a las 04:45, murió el apóstol de los jóvenes. Tenía 72 años, 5 meses y 14 días de edad y había dado todo de sí para dejar una obra sólida para sus pobres muchachos.


«Padre, de muchos hijos, Padre, escucha nuestro grito de vida y juventud. Vuelve, don Bosco siempre joven, que el mundo se hace viejo, sin fe y sin corazón! Padre, maestro y amigo, los jóvenes del mundo, iremos tras de ti».
(Fragmento de Padre, Maestro y Amigo)


Tal vez quien aun ronde el oratorio de Don Bosco, podrá escuchar las risas de los niños y niñas que juegan en la actualidad, pero tal vez oiga como un murmullo lejano, como el batir de una ola, aquellas risas de los primeros jóvenes, miembros del Oratorio de Valdocco, aquellos chavales Miguel Rúa, Juan Cagliero, Francesia, Angelo Savio, Rocchietti, Turchi, el joven Santo Domenico Savio y tantos y tantos otros, tal vez aun en la actualidad resuenen los ecos de sus sonrisas nitidas y limpias, salvadas de la maldad por la mano fuerte y tenaz de aquel hombre de Dios.

Y junto a esas sonrisas, tal vez cuando lean estos, mis amigos y hermanos Lasalianos, recuerden esas horas de patio, de pelotazos y carreras, de risas y abrazos, de saltos y carcajadas de alegria, bajo la atenta mirada de nuestros hermanos salesianos y en mi caso Lasalianos, aquellas risas con nuestros compañeros, aquella sublime figura del hermano, entre medio de tantos y tantos chicos pidiendole la pelota para continuar jugando, aquellas mañanas y tardes de sudor y camisas sacadas del pantalon carrera tras carrera, y siendo conscientes de la mirada dulce, compasiva y tremendamente fortalecedora de aquellos cuadros con el rostro de San Juan Bosco y de San Juan Bautista de La Salle.


Por eso y desde este humilde blog, pido la unidad de todos, pido el recuerdo, que nadie nos haga olvidar lo que somos y a quien pertenecemos, que nadie intente arrebatar a los niños de hoy dia esa inocencia que teniamos en aquellos tiempos, esa disciplina, esa ferrea moral y comportamiento, que no es otra cosa sino la buena guia para nuestras vidas futuras y que hoy dia amparados en falsas libertades muchos quieren quitar de la sociedad para que los jovenes no tengan ningun referente, como nosotros tuvimos y como aquellos jovenes tuvieron en San Juan Bosco.


Como en aquellos dias gritaron aquellos chavales, y como un dia gritamos nosotros, volvamos a gritar una y otra vez:


¡VIVA DON BOSCO!